Cuentan que en una carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.
El martillo como siempre, ejerció de presidente, pero en la asamblea le notificaron que tenía que renunciar.
¿La causa?
¡¡¡¡Hacia demasiado ruido!!!! Y, además se pasaba todo el tiempo golpeando.
El martillo acepto su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el tornillo; dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el tornillo lo adepto pero a su vez pidió la expulsión de
la lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenia fricciones con los demás.
Y la lija estuvo de acuerdo, a condición de que fuera expulsado el metro que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En esto, entro el carpintero, se puso el delantal e inicio su trabajo. Utilizo el martillo, la lija, el metro y el tronillo. Finalmente, la tosca madera que trataba se convirtió en un maravilloso juego de ajedrez.
Cuando el carpintero se fue, la asamblea reanudo
la deliberación. Fue entonces cuando tomo la palabra el serrucho, y dijo:
“Señores, ha quedado claro que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos”.
La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba fuerza, la lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir y hacer cosas de calidad, orgullosos de sus fortalezas y de trabajar en equipo.
PD. Es fácil encontrar defectos, cualquier tonto puede hacerlo, pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos.
¿TU CREES QUE PODEMOS SER CAPACES DE HACER COSAS DE CALIDAD?